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El problema haitiano

Editorial
Listin Diario.com
Miércoles 3 de Septiembre del 2008, actualizado 8:28 PM

La inmigración haitiana en la República Dominicana ha vuelto a convertirse en materia de discusión, pero esta vez se involucra el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), un organismo que hasta ahora se había mantenido al margen.

Todos los argumentos del CONEP son fundamentales pero no son nuevos. Desde hace años se manejan estos planteamientos que se han hecho desde diferentes sectores. Hay una legislación sobre el particular pero no se aplica. La frontera, de hecho, no existe.

Realmente una inmigración tan masiva debería mover a preocupación a cualquier Estado y debe producir medidas inmediatas. Pero para adoptar medidas necesitamos informaciones ciertas y la República Dominicana carece de ellas. Se podría alegar que bastaría con caminar por cualquier calle de una ciudad dominicana para constatar que hay muchos haitianos. Sin embargo, nadie puede determinar cuántos son. Tampoco se ha establecido si la economía dominicana está en condiciones de prescindir, de golpe y porrazo, de la mano de obra haitiana.

La inmigración haitiana, realmente, es un problema grave para nuestro país y nadie lo discute. Pero esta inmigración es mucho más que la sustitución de la mano de obra nacional por la extranjera, más que la retranca en el desarrollo tecnológico de la producción que aprovecha y abusa de esa mano de obra baratísima, es más que el ingreso masivo de personas sin ninguna educación y cargadas de enfermedades.

La inmigración incontrolada tiene y tendrá consecuencias sociales en lo inmediato porque los haitianos que llegan en forma masiva están formando guetos y aislándose de la sociedad general. Estos guetos en poco tiempo constituirán un grave problema con repercusiones políticas, sociales y económicas como se ha visto en otras partes del mundo donde este fenómeno social ha ocurrido.

Tenemos que hacer conciencia de que Haití es nuestro problema. Nadie nos ayudará a resolverlo. Es necesario que la sociedad dominicana lo asimile y comience a generar medidas para enfrentarlo. Estamos indefectiblemente ligados y en los últimos 164 años hemos crecido mientras Haití se hunde en la desesperación de la miseria. Tendremos que luchar por ayudarlos a salir del atraso en que sus dirigentes los han hundido y al mismo tiempo impedir que nos arrastren. No es tarea fácil. Debemos tomar conciencia de que en esto estamos solos.

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